Castillo de Himeji, uno de los pocos que se mantienen en su estado original. |
Fue con la
introducción de los arcabuces en Japón por parte de los occidentales, allá en
el año 1543, que trastocó para siempre la historia de las fortificaciones
tradicionales japonesas. Hasta el siglo xv,
la particular orografía japonesa otorgaba cierta seguridad a las residencias de
los señores feudales, donde en la mayoría de ocasiones solía bastar con situar
en altura la construcción para controlar una zona o, simplemente, colocar una
empalizada o foso para protegerse.
Sin
embargo, bajo esa solución pronto se constató que la erosión natural, unida a
las múltiples lluvias que azotaban, y azotan, el archipiélago japonés,
comprometía la estabilidad de este tipo de construcciones, así que éstas
pasaron a construirse en piedra. No obstante, Japón no se caracterizaba, en
aquel entonces, por tener una gran tradición mampostera, aunque pronto se
dieron cuenta de que debían adoptar un perfil cuanto más inclinado mejor, tanto
para no comprometer la estabilidad de las construcciones como también para
poder realizarlas aún más altas. Esta solución, característica ahora de la
arquitectura de castillo nipona, fue una de las primeras que se adoptó en esta
nueva tipología constructiva que vivió su momento dorado en el siglo xvi.
La
proliferación de los castillos en Japón se dio, sobre todo, en el período
Azuchi-Momoyama, en parte por la necesidad de cambiar el tipo de construcción
de las fortalezas a causa de la introducción de las armas de fuego por parte de
los occidentales. Los señores feudales, a medida que iban aumentando su poder
en este período, fueron fortificando sus residencias y a su vez creando una
serie de residencias/castillos secundarios como muestra de su poder. Estos,
denominados shijō, eran a menudo dirigidos
por algún miembro de su familia con afán de controlar mejor sus territorios. No
obstante, esta situación se terminó en 1615 cuando el shogunato Tokugawa
propugnó la ley ikkoku ichijō (一国一城)o la ley de «un castillo por provincia», por
la cual muchas construcciones secundarias tuvieron que ser desmanteladas o
destruidas.
A causa de esto, por la
revolución Meiji y por los destrozos de la Segunda Guerra Mundial, son muy
pocos los castillos que han llegado intactos, o casi, hasta ahora. En la
actualidad, sólo se cuentan doce que mantengan el tenshu, o torre del homenaje, original, entre los cuales destacan
los espectaculares castillos de Himeji o Matsumoto. Sin embargo, otros tan
importantes como el castillo de Edo, en Tokyo, o el castillo de Azuchi, la
principal fortaleza de Nobunaga Oda, han desaparecido y apenas quedan retazos
de ellos en fuentes originales del período
Elementos de un castillo
Primero de todo, los castillos se
pueden categorizar dependiendo de la localización en la que se encontrasen:
·
Yamajiro (山城): en lo alto de una montaña.
·
Hirajiro (平城): en una llanura.
·
Hirayamajiro (平山城): construido en una meseta o colina baja.
Las murallas (maru) y los muros (kuruwa)
Panorámica del castillo de Himeji, donde se puede observar los diferentes tipos de muros. |
El primer elemento que definía el
recinto de una fortaleza japonesa era el sistema de murallas que empleaba. El
área central se denominaba honmaru y
se situaba en el punto más alto. Dentro de esa zona solía encontrarse el tenshu kaku y otras dependencias privadas
de uso del daimyō. Alrededor de ella
se situaba la ninomaru y, después, la
sannomaru, que contaba con su propio
foso y cercado fortificado.
Aunque
en los castillos más grandes se podían encontrar secciones circundantes
denominadas sōguruwa, los estilos se
articulaban según la posición que el honmaru
ocupaba en ellos:
- Estilo rinraku: el honmaru está en el centro y la ninomaru y la sannomaru forman anillos concéntricos a su alrededor.
- Estilo renraku: el honmaru está en el centro y la ninomaru y la sannomaru a los lados.
- Estilo hashigokaku: el honmaru se encuentra en el extremo mientras la ninomaru y la sannomaru se van colocando a continuación.
Los
kuruwa, o muros, estaban hechos a
base de yeso y rocas y solían tener hazaña, o aberturas, para facilitar la
defensa y atacar a los enemigos desde una posición protegida. Los muros también
tenían una función estética y eran pintados y adornados con árboles y arbustos.
Sobre
sus basamentos, dependiendo de cómo se trabajaran las grandes piedras, podemos
clasificar estos muros y murallas de la manera siguiente:
·
Ranzumi: se
usaban piedras de distinto formato sin ningún tipo de patrón.
·
Nunozumi: se
usaban piedras de tamaños similares.
Además
de este tipo de clasificación, encontramos otra por la que se pueden clasificar
dependiendo de la forma de trabajar dichas piedras:
- Nozurazumi (野面積): se usaban piedras sin trabajar.
- Uchikomihagi (打込ハギ): las piedras se colocaban una al lado de otro y se trabajaba el lado exterior, alisándolo. Los huecos entre las piedras se rellenaban con otras de inferior tamaño.
- Kirikomihagi (切込ハギ): las piedras se labraban a la perfección para que encajaran las unas con las otras.
Fosos
Foso del castillo de Matsumoto. |
Los fosos, o hori (堀), eran la primera línea defensiva de los castillos
junto a los muros. Dependiendo de su forma, se pueden clasificar de la
siguiente manera:
- Hakobori (箱堀), o con fondo en forma de «caja».
- Yagenbori (薬研堀), o con fondo en forma de «V».
- Katayangenbori (片薬研堀), o con fondo en forma de «U».
Además,
encontramos también una tipología especial de fosos con o sin agua:
- Mizuhori (水堀): lleno de agua, son típicos de castillos de llanura y cercanos a ríos.
- Karabori (空堀): típicos de montaña, contaban con taludes a ambos lados para dificultar el avance.
Portones
Conocidos como mon (門), el primero que se encontraba era muy
sencillo y similar a las residencias de los señores feudales o templos. Este
recibía el nombre de koraimon (高麗門), pero no albergaba la
suficiente seguridad, así que delante de éste se decidió, a la larga, hacer una
plaza, denominada masugata, rodeada a
su vez por muros y por una segunda puerta, denominada yaguramon, protegida por una torre o yagura, que mantenía bajo vigilancia el acceso.
Este
sistema solía reforzarse también con quiebros en la marcha para que el avance
enemigo quedara a merced de arqueros en lo alto de las barbacanas. En
fortalezas de mayor dimensión, esta idea se extendió a todo el recorrido hasta
la torre principal.
A
su vez, existían muchos tipos diferentes de puertas, como las yakerimon, los kabukimon, las uzumimon…
cada una con un nombre distinto que distinguía su uso.
Torres de vigilancia
Yagura del castillo de Kanazawa (reconstruida) |
Conocidas como yagura (櫓), literalmente, almacén de
flechas, adoptaban formas diferentes según lo que se almacenara en ellas o
según su propósito a cumplir. Encontramos su origen en las antiguas atalayas de
madera de los primitivos fuertes empalizados de época antigua.
Solían
ser de planta alargada a modo de corredor, denominadas yaguramon. Las que se encontraban en esquinas se las conocía como sumiyagura y el pasillo que unía a dos yagura se le conocía como watariyagura.
Si guardaban, por ejemplo, arcabuces, se las conocía como teppō yagura, y si guardaban banderas, por
ejemplo, se llamaban hata yagura.
Aspilleras y matacanes
Consisten en aberturas en los muros que, dependiendo para
qué se utilicen, tendrán una forma u otra:
- Yazama: para arqueros. Rectangulares, estrechas y altas.
- Teppōsama: para arcabuces. Circulares, triangulares o cuadradas.
- Ishiotoshi o ishiotoshimado: son las ladroneras o matacanes. Pequeños voladizos con trampillas abatibles para lanzar piedras o líquidos inflamables.
La torre del homenaje
Tenshu del castillo de Matsumoto |
El elemento más alto de un
castillo japonés, el tenshu o tenshu kaku (天守閣), se situaba en el centro del recinto,
en el honmaru, la zona más segura de
toda la fortificación. Representaba a su vez un símbolo del poder y del
prestigio del daimyō, bien
visible desde lejos.
Normalmente,
los diferentes pisos del tenshu se
levantaban sobre un basamento de piedra sin ventanas. Además, una de las
características más curiosas de estas edificaciones es que rara vez los pisos
percibidos desde fueran eran iguales a los que encontrabas en el interior.
Los
tenshu pueden organizarse a su vez
dependiendo de su localización dentro del recinto y con respecto a su conexión
con otros edificios:
- Fukugoshiki: tenshu conectado a una yagura u otra torre.
- Renketsushiki: tenshu conectado a una torre o yagura a través de un watari yagura.
- Renritsushiki: tenshu, yagura y torres quedan unidas por varios watari yagura o tamon yagura, por lo que la zona del honmaru quedaba rodeada.
- Dokuritsushiki: el tenshu queda aislado del resto del conjunto.
Los hitobashira (人柱) o pilar humano, son voluntarios que se sacrificaban para proteger la estabilidad de un edificio y convertirse a su vez en espíritus guardianes del mismo. Se menciona ya en el Nihon Shoki (compilado en el siglo viii) y su práctica se basaba en los sacrificios humanos del período Kofun. Fueron comunes hasta el siglo xvi d.C.
Bibliografía
- Vives, Javier: Arquitectura tradicional de Japón. Editorial Satori, Gijón, octubre del 2019
- JCastle: http://jcastle.info/view/Home (Consultada 16/07/2020)
- Wikipedia: Castillo japonés https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_japon%C3%A9s (consultada el 16/07/2020)
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